‘La contaminación es el gran aliado del Covid-19’: María Amparo Martínez
LORENA RIVERA
CIUDAD DE MÉXICO.
Las ciudades con altos índices de contaminación como la Ciudad de México son un factor de amenaza para que sus habitantes se contagien de COVID-19, alertó María Amparo Martínez, directora general del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC).
El freno de las actividades productivas e industriales no esenciales contribuye a que los niveles de contaminación disminuyan, y junto con el distanciamiento social, las personas están menos expuestas a una mayor contaminación del aire, lo que redundaría en evitar contagios exponenciales, dijo a Excélsior la investigadora.
La mala calidad del aire ocasiona padecimientos del sistema respiratorio como enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), problemas en el desarrollo y muerte prematura dependiendo de los contaminantes y del lugar en el que se habite, pero también favorece la morbilidad inducida por los virus, como es el caso del SARS-CoV-2, abundó.
Las personas expuestas cotidianamente a una mayor contaminación del aire tienen mayor sensibilidad en las vías respiratorias y ello aumenta las complicaciones del COVID-19.
En esta emergencia sanitaria debemos tener más cuidado de no contagiarnos ni contagiar, por eso nos guardamos, porque la enfermedad se agravaría con complicaciones de salud preexistentes derivadas de la mala calidad del aire y de otros padecimientos”.
Estos hallazgos son resultado del estudio Coronavirus SARS-CoV-2, contaminación atmosférica y riesgos a la salud, en el cual participaron Martínez Arroyo y 14 investigadores del Centro de Ciencias de las Atmósfera-UNAM, Comisión Ambiental de la megalópolis-Semarnat, Centro de Investigación y de Estudios Avanzados-IPN, INECC y del Instituto Nacional de Salud Pública.
En este momento, muchas actividades productivas e industriales no esenciales están paradas y ha disminuido la movilidad del transporte, por lo cual las emisiones han caído. Pero, dijo, preocupan los altos niveles de ozono, pues es temporada de altas temperaturas y de mayor radiación solar y el ozono se forma por reacciones fotoquímicas con una serie de precursores.
Entre los precursores para la formación de ozono están las quemas agrícolas y de cualquier otro tipo de biomasa. Los humos van hacia las ciudades o zonas densamente pobladas y debemos controlar las quemas, porque afecta la calidad del aire”.
Las condiciones atmosféricas en esta temporada también favorecen la formación y acumulación de partículas PM10 y PM2.5 —que enferman los sistemas respiratorio y cardiovascular— debido a incendios forestales y quema de residuos.
Martínez Arroyo agregó que a través de los años se han realizado estudios para alertar a la población sobre la contaminación atmosférica al ser un problema grave de salud pública y “no sólo cuando hay contingencias o cuando nos percatamos de ella, sino por el simple hecho de vivir en ciudades donde la calidad del aire es mala la mayor parte del tiempo”.
La directora general del INECC, dijo que el estudio—del cual formó parte—, también tiene como objeto ver a esta pandemia no como un evento aislado, sino como todo un ecosistema: “Eso ayudará a que en eventos posteriores como éste, con otros virus, porque seguirá habiendo, tengamos prevención sanitaria y ambiental. Si no tomamos en cuenta el ambiente, este tipo de eventos nos van a pegar más fuerte”.