Baja California Sur: el desperdicio

Baja California Sur: el desperdicio

Por: Víctor F. Ramírez Cabrera

En materia energética, económica y cambio climático juntos, hay una verdad irrenunciable y que además es mandato legal: Debemos transitar a una matriz energética cada vez más limpia y basada en renovables.

Pero cuidado, eso, en algunos casos, podría significar no necesariamente instalar solo generadores renovables, sino también hacer adaptaciones a los sistemas que permitan la incorporación de más renovables, esto debido a que buena parte del sistema eléctrico nacional no tiene las condiciones para agregar renovables.

El de Baja California Sur (BCS) es un sistema aislado, relativamente pequeño, prácticamente deficitario de energía en verano, con crecimiento acelerado de la demanda, alto potencial de renovables y un parque de generación por convencionales que tiene elementos flexibles, algunos vetustos, los más caros del país y muy contaminantes, como la termoeléctrica de Punta Prieta, aunque tiene indisposiciones frecuentes por la longevidad del sistema. Todo esto lo vuelve el sistema ideal para planear el desarrollo del sistema eléctrico nacional en el mediano plazo. Las respuestas en BCS pueden ser las respuestas al Sistema Interconectado Nacional de mediano y largo plazo. Se puede cambiar la nata de humo diario por un sistema que se pueda presumir al mundo.

El sexenio pasado, SENER cometió un error: decidir limitar a 50% la posibilidad de capacidad instalada de renovables en el sistema de BCS .

Igual que en transmisión, este gobierno no continuó con el error: lo empeoró, pues ahora han decidido que hasta 2027 no permitirán incorporación de más renovables, si no tienen almacenamiento u otro tipo de medidas que “mitiguen su impacto en la red”.

Esto es un desperdicio.

¿Por qué?

La región tiene un alto potencial eólico, sobre todo en la costa oeste. Pero incluso, cerca de La Paz, hay en construcción un parque eólico que aportará hasta 50 MW de capacidad instalada. En solar ya hay dos parques en operación (Aura I y Aura III), dos en construcción en la zona de Insurgentes y 16.97 MW de generación distribuida. En total, unos 180.54 MWp al concluir todos los parques.

La demanda ha sido altamente predecible en el tiempo. La mayor es en verano. La semana pasada los días tuvieron dos picos: de 16 a 20 horas (entre 489 y 509 MW) y de las 23 a las 2 horas (de 479 a 491 MW).

Las horas de máxima irradiación tiene consumos de entre 393 y 489 MW.

El perfil de generación eólica en la zona es nocturno, empieza a crecer a medio día, las horas de generación van de las 3 pm a 6 am y tiene su máxima generación a las 9 pm. El incremento en la generación a las 3 pm coincide con la “curva de pato de solar”, con lo que ayuda a compensar la salida de la solar y coincide con las horas de máxima generación.

Las horas de 6 a 9 am, que es cuando baja el viento y no hay sol, tienen consumos de entre 375 y 408 MW, la parte más baja de la curva de demanda.

¿Es posible instalar más capacidad renovable para completar unos 550 MW de solar, 650 MW de eólico y que todos los excedentes se vayan a almacenamiento?

Con lo que habrá al final del año, podemos calcular unos 420 MW de solar faltantes para llegar a 550. De eólico para el ideal de 650 MW, faltarían 600.

¿Por qué esas capacidades? Para instalar en conjunto con almacenamiento y así satisfacer la demanda cuando no hay sol ni viento, además de aportar los servicios de regulación que permitan estabilizar el sistema.

Hay algo interesante, ¿se tiene que hacer todo mediante baterías? No. De hecho, desde el sexenio pasado, diversas instancias gubernamentales ideaban la construcción de un sistema de represas hidroeléctricas, que usaría bombeo solar como método de almacenamiento de energía, para dar inercia física al sistema de forma mucho más barata y limpia que la actual.

Pero se puede hacer almacenamiento mediante aire a presión o también mediante alguna planta térmico-solar por concentración, que entregaría energía firme de origen renovable.

La gran pregunta es: ¿Es financieramente viable hacer algo así?

La respuesta es un claro SÍ. Los precios marginales locales en el sistema rondan entre los 2,000 y más de 4,300 pesos por MWh, con picos superiores a los 10,000 pesos. ¿Puede haber ofertas mejores? Sí. ¿Por qué? Va el planteamiento:

¿Cuestan más caros los paneles solares o los aerogeneradores en BCS? No. Pero aún si los costos fueran del doble y se consiguieran por consiguiente ofertas del doble de precio promedio de la tercera subasta de largo plazo del CENACE, se lograría un costo promedio de la energía que sería 72 por ciento más barata que la que tienen actualmente.

Pero la propuesta de los 550 MW de solares y 650 MW de eólico más almacenamiento son sólo una idea vaga, de muchas que se pueden aplicar.

¿Lo puede solucionar el Estado sin dinero? Sí, mediante una subasta regional, en las cuales se establezcan claramente las necesidades no sólo de energía, sino de potencia, y entonces se reciban las mejores propuestas técnicas y financieras para el sistema, incluso subastas de transmisión. El mercado de BCS seguirá creciendo por la influencia del turismo, entonces certeza hay. Es necesario abrirse a propuestas para resolver el problema, en lugar de limitar nuevas posibilidades.

El Centro de Energía Renovables y Calidad Ambiental (CERCA) ha impulsado desde hace años no una propuesta de solución, sino abrir el universo de propuestas mediante las subastas.

Podrían irse subastando de forma escalonada las necesidades del sistema, a fin de que en un proceso de 4 años de licitaciones y 4 años de entradas en operación, desfasadas dos años las segundas de las primeras para el desarrollo de los proyectos, se pueda ir sumando capacidad de generación.

Los problemas para desarrollar algo así es que para todo esto se necesita voluntad para transitar a renovables e inversión privada, pero este gobierno parece buscar, no sólo en BCS sino en todo el país, cómo seguir usando hidrocarburos y se ha opuesto a la inversión privada en generación, aunque no tiene dinero para solucionar problemas como el de BCS. Hablando en la jerga del deporte favorito del presidente: ni picha, ni cacha ni deja batear.

Así, en lugar de ser el gran laboratorio, BCS se vuelve el gran ejemplo de cómo podemos ser el perro queriendo morderse la cola, eternamente. En cambio, con voluntad y las herramientas que existen, evitaríamos todos los apagones que se han dado últimamente.

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